domingo, 29 de diciembre de 2013

Tos y su tratamiento

La tos es un proceso que todos hemos sufrido alguna vez en nuestras vidas, es de lo más común y a veces de lo más molesto cuando interfiere en nuestra vida diaría u horas de descanso. 
A continuación disponeis de información al respecto sobre el origen de la tos y sus posibles tratamientos, pero no olvideis preguntar  siempre a vuestro médico o farmacéutico, ellos os informarán sobre éstas y otras cuestiones relacionadas de forma particular y si realmente es necesario dicho tratamiento.
 
La tos es un mecanismo de defensa de las vías respiratorias ante la presencia de sustancias extrañas, como polvo y bacterias, o el exceso de mucosidad. Es un síntoma muy molesto habitual en las enfermedades respiratorias. Las causas más frecuentes son infecciones que inducen la inflamación de vías respiratorias. También aparece en caso de padecer asma o bronquitis, por la inhalación de humos o por el hábito de fumar. Hay casos en que el origen de la tos puede ser nervioso.  


Fundamentalmente existen dos clases de tos, la seca, conocida vulgarmente como tos “perruna” y la productiva o blanda. La tos blanda es beneficiosa, al permitir eliminar las mucosidades y limpiar así las vías respiratorias. 
Por el contrario, la tos seca no tiene ninguna utilidad fisiológica y lo único que consigue es irritar las vías respiratorias del paciente y producir trastornos en el sueño. La tos suele ser más intensa al acostarse o después de hacer deporte.   

Para reducir el riesgo de tos se deben evitar los ambientes secos, no permanecer en lugares con polvo, sin ventilación o con humo de tabaco. Tampoco es recomendable sufrir cambios bruscos de temperatura, ni fumar. 

Existen algunos remedios sencillos para controlar los casos leves de tos, como por ejemplo la miel, el regaliz o los caramelos para suavizar la garganta. 

Si la tos es blanda no se debe seguir ningún tratamiento, a no ser que sea muy persistente y el paciente no la soporte. En caso de tos seca, se utilizan medicamentos antitusivos así como mucolíticos y expectorantes que ayudan a que la mucosidad se elimine más fácilmente. 
 

Normalmente los medicamentos para la tos se presentan en forma de jarabes, ya que tienen azúcar que ayuda a suavizar la garganta. Los diabéticos deben advertir al farmacéutico su enfermedad para que eviten la dispensación de medicamentos que contengan glucosa o sacarosa.  


Como conclusión podemos decir que la tos no siempre tiene porque ser mala. Es una forma que tiene el organismo de defenderse ante agentes “intrusos” y no debe tratarse con medicamentos a no ser que sea una tos seca persistente y que además produzca fatiga, interfiera en el sueño, produzca vómitos o impida comer. 

En cualquier caso el profesional sanitario siempre podrá aconsejarnos en función del tipo de tos y  nuestras características personales. Si la tos persiste más de 4 ó 5 días, es muy intensa o se acompaña de otros síntomas, se debe acudir siempre al médico.  



Fármacos antitusivos

Aunque la delimitación no es ni mucho menos estricta, los fármacos antitusígenos pueden clasificarse entre aquellos que presentan actividad a nivel del sistema nervioso central y aquellos que presentan actividad a nivel periférico, siendo los primeros los que manifiestan una efectividad más claramente demostrable en los ensayos clínicos.

• Antitusivos de acción central. 

Los antitusivos de referencia son los fármacos opiáceos, cuya actividad deprime la actividad del centro de la tos y la generación del reflejo tusígeno. De entre ellos, el fármaco patrón como antitusígeno es la codeína.


Otro opiáceo utilizado como antitusivo es el dextrometorfano que, a diferencia de la codeína, carece de efectos analgésico y depresor respiratorio manifiestos, presentando una menor incidencia de afectación intestinal. Aunque ello reduce la incidencia de manifestación de efectos adversos respecto a la codeína, por lo que es el antitusivo de mayor dispensación, ha de controlarse su administración en aquellas situaciones patológicas (insuficiencia cardíaca, hepática o renal) o farmacológicas (uso de antidepresivos o antiarrítmicos inhibidores del metabolismo hepático) que comporten una reducción en su aclaramiento orgánico. 


Otros opiáceos que se utilizan como antitusivos son la dihidrocodeína, el dimemorfano, la folcodina o la noscapina. No presentan ninguna ventaja sustancial sobre los dos opiáceos antitusivos de referencia ya mencionados.

El resto de antitusígenos no opiáceos presentan una eficacia antitusiva en ensayos clínicos mucho menos evidente, y un mecanismo de acción menos conocido, en el que se mezcla un componente de depresión o sedación central, y un componente periférico, de reducción de la estimulación tusígena por acción anestésica local o antihistamínica, anticolinérgica, etc., en mayor o menor proporción. Dentro de esta categoría, uno de los fármacos más utilizados es el antihistamínico difenhidramina. Otros fármacos utilizados son el clofedanol o clofedianol, la cloperastina, el benzonatato, el caramifeno, el carbetapentato, etc. Se ha de tener presente que, cuando hay un manifiesto efecto antihistamínico (difenhidramina, cloperastina) o anticolinérgico (difenhidramina, clofedanol), estos fármacos pueden producir reducción en la producción de mucosidad y espesamiento de la misma, con lo que se dificultaría la expulsión de la flema.


Fármacos mucolíticos y expectorantes

La mucosidad bronquial tiene como misión proteger físicamente la mucosa traqueobronquial. Alteraciones en su producción o en sus características fisicoquímicas, especialmente viscosidad, pueden dificultar su drenaje y eliminación, lo que dificulta la respiración y facilita la instauración de infecciones. El objetivo terapéutico de mucolíticos y expectorantes es facilitar la eliminación de la mucosidad acumulada. Al igual que en el caso anterior, su eficacia en ensayos clínicos es difícil de evidenciar. No se ha de olvidar que una primera medida evidente para facilitar la producción de mucosidad fluida y su eliminación adecuada es una correcta hidratación del paciente.

 Además de los productos utilizados tradicionalmente, como los aceites esenciales, los bálsamos, etc., los dos fármacos expectorantes más utilizados son el yoduro potásico y la guaifenesina. Se ha de tener en cuenta que la guaifenesina presenta actividad antiagregante plaquetaria, por lo que puede favorecer la aparición de sangrados en pacientes con úlcera péptica, problemas de coagulación o que estén recibiendo terapia anticoagulante concomitante. 

Los fármacos mucolíticos favorecen, por diversos mecanismos, la fluidificación de la mucosidad y su eliminación en el esputo. 

Entre ellos encontramos:

• Productos tiólicos, como la n-acetilcisteína   y la s-carboximetilcisteína, que facilitan la disrupción de puentes disulfuro en los polímeros de mucina, fluidificando la mucosidad.

• La bromhexina   y su metabolito activo, el ambroxol  . Pueden utilizarse por vía oral, parenteral o inhalatoria, y al igual que los derivados tiólicos, son bien tolerados, produciendo normalmente trastornos gastrointestinales leves como principal efecto adverso.

Advertencia: Consultar a su médico o farmacéutico a cerca de la posibilidad de utilizar dichos tratamientos asi como las dosis recomendadas individualizadas para cada paciente.

Otros tratamientos caseros, naturales, ecologicos:

Uno de los remedios caseros más eficaz contra la tos es la cebolla, ya que cuenta con propiedades expectorantes y antitusivas. De esta forma, te recomendamos trocear en un plato una cebolla y colocarla en la mesita de noche, notarás como toses menos mientras duermes y descansarás mejor.

Otro remedio casero que usa la cebolla contra la tos consiste en pelar la cebolla y cortarla en trozos pequeños, colocarla en un recipiente y añadirle el zumo de un limón y un poco de miel. Deberemos dejar reposar los ingredientes durante unas 6 horas y, pasado este tiempo, ya podremos tomarnos unas 3 cucharadas del jugo resultante, unas 3 veces al día.


Una solución muy eficaz es realizar vahos que ayudarán a abrir las fosas respiratorias y, por lo tanto, reducirán la tos. Para ello, deberás poner a hervir agua junto con unas hojas de eucalipto y zumo de limón. Cuando el agua esté caliente, retírala del fuego, cúbrete la cabeza con una toalla y respira profundamente esos vapores.


Puedes también preparar un jarabe a base de ajo, moliendo varios dientes y mezclándolos con tomillo y aceite de oliva. Se recomienda tomar una cucharada en ayunas para que el efecto sea mayor.




Los dátiles pueden usarse también como remedio casero para tratar la tos. Tan solo tendrás que hervir 3 o 4 dátiles junto con 2 higos secos en un litro de agua. Pasados 10 minutos, retíralo del fuego y bebe una taza de la mezcla obtenida. Deberás tomarlo un mínimo de dos veces al día.

Espero que con todos estos datos, podais identificar el origen de vuestra tos y poner el mejor remedio, en caso de ser necesario.

Un saludo.
  


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